viernes, 12 de octubre de 2007

Esta en crisis el boxeo cubano?


¿Está en crisis el boxeo cubano?

René Giraldo, Deportes Telemundo 05/06/2007

Si a usted no le gusta la ciencia ficción, este artículo es para usted, y si le gusta, también es para usted. Aunque parezca inspirado por una novela, es una realidad muy triste e indigna del siglo en que vivimos.
El boxeo amateur cubano, considerado el más fuerte del hemisferio occidental y uno de los mejores del planeta, podría estar atravesando por una crisis. Mientras que el gobierno cubano les sigue inculcando lo horrible que es el mundo libre, muchos de sus atletas han abiertos los ojos para ver la realidad.
El golpe propinado por la deserción de tres campeones olímpicos en diciembre del año pasado fue devastador para el boxeo cubano y por consiguiente para el gobierno y la ausencia de los tres se está haciendo sentir.
El rendimiento de los peleadores cubanos estuvo muy por debajo de lo acostumbrado en torneos Internacionales el pasado mes de mayo. En el Torneo Ahmet Comert, disputado en Turquía, los cubanos ganaron cuatro medallas de oro, dos de plata y una de bronce.
En los Juegos del Alba y el Torneo Batalla de Carabobo, ambos celebrados en Venezuela, Cuba participó con su equipo "B". Sólo tuvieron un títular, el peso gallo campeón olímpico, Guillermo Rigondeaux. En esos Juegos del Alba sólo ganaron tres medallas de oro, una de plata y tres de bronce. Luego en el Torneo Batalla de Carabobo obtuvieron tres de oro, dos de plata y tres de bronce. Hay que tener en cuenta que en el pasado, Cuba, inclusive con su equipo "B", dominaba las competencias.
Un reciente y extenso estudio investigativo realizado por el profesor Roberto Quesada, Licenciado en Deportes, especializado en boxeo, dio como resultado que desde 1990 hasta la fecha, un total de 53 boxeadores nacidos en Cuba han peleado como profesionales, pero sólo tres de ellos han llegado a ser campeones mundiales, Diosbelis Hurtado, Juan Carlos Gómez y Joel Casamayor. Este último fue el que mayor impacto causó, ya que en el momento de su deserción en 1996, era campeón olímpico.
Ahora, con la fuga del peso completo Odlanier Solís, del pluma Yuriorkis Gamboa y del mosca Yan Barthelemí, se ha iniciado una nueva era de peleadores cubanos de gran nivel que podría dar en un futuro no muy lejano más títulos mundiales a La Perla del Caribe.
Durante casi medio siglo el régimen totalitario de Cuba ha adoctrinado a sus atletas sobre los peligros y males del capitalismo, al mismo tiempo que les suprimía su libertad de expresión, pensamiento y movimiento.
Los que nacieron y se criaron bajo esa dictadura, nunca supieron que fuera de Cuba existía un mundo diferente. Leer libros o revistas que no sean aprobados por el gobierno es ilegal. Ver algún video, película o programa de televisión que no sea aprobado por el gobierno es ilegal. Tener acceso libremente a la internet es ilegal. Todas esas "ilegalidades" cuestan cárcel.
Por muchos años, los boxeadores cubanos fueron mantenidos con los ojos vendados. Sólo aquellos que salían de Cuba a competir en países democráticos podían disfrutar disimuladamente de la libertad. Esos eran los privilegiados, que por conveniencia para sobrevivir, o por miedo a las consecuencias, caminaron durante mucho tiempo por la senda trazada y controlada por el gobierno.
Se conformaban con soñar, o con cambiar sus camisetas del equipo Cuba por algún efecto eléctrico como presenciamos en los Juegos Olímpicos de Atenas en el 2004. Fuera de la justa deportiva, esa era su única ilusión, poder "resolver" para llevar algo de regreso a casa.
Sin embargo, todo esto comenzó a cambiar decididamente desde que Solís, Gamboa y Barthelemi desertaron del equipo Cuba a fines del año pasado y firmaron contratos millonarios para saltar al profesionalismo. Los tres, ganadores de medallas de oro en las Olimpiadas del 2004, coinciden en que la vida es insoportable en Cuba, y ya no sólo para el pueblo, sino para la élite de los boxeadores que siempre fue tratada con favoritismo por ser instrumentos fundamentales de la maquinaria propagandista del gobierno.
Solís, Gamboa y Barthelemí expresan con dolor las vicisitudes que tienen que pasar los boxeadores y sus familias, y que los sacrificios que tienen que hacer no son ni remotamente compensados, mientras que los miembros y familiares de la cúpula del régimen viven como reyes.
Afirmaron que el desencanto es palpable y que muchos de los atletas están cansados de tantas promesas incumplidas y esperanzas vacías que nunca se convierten en realidad. El descontento dentro del boxeo cubano está en aumento aunque no lo expresen públicamente.
Hay que recordar que a pesar de que son bravos dentro del cuadrilátero, fuera de él, sienten pánico por lo que les pueda ocurrir si son sorprendidos haciendo algún comentario contra el sistema que rige sus vidas.
La deserción de Solís, Gamboa y Barthelemí, quienes en un abrir y cerrar de ojos pasaron de la pobreza a la libertad y riqueza, le ha creado a los dirigentes del boxeo y gobierno cubano un gran dilema. De ahora en adelante, ¿cuánto efecto surtirán las cansonas y aburridas consignas revolucionarias que con la acostumbrada letanía hablan de más sacrificios que siempre vienen acompañados de más hambre y necesidades?
Hay preocupación, y por eso, sutilmente, las autoridades cubanas han tomado medidas para evitar a toda costa más deserciones.
Por ejemplo, el peso gallo Guillermo Rigondeaux, dos veces campeón olímpico, figura principal del boxeo cubano, no viajó con la selección nacional que compitió en el Torneo Ahmet Comert efectuado el pasado mes de mayo en Turquía. Fue reemplazado por Yasniel Toledo López. Sin embargo, inexplicablemente integró el equipo Cuba "B" que participó en Venezuela en los Juegos del ALBA realizados una semana antes.
Obviamente, las autoridades cubanas no quisieron correr el riesgo de enviar al máximo exponente de su boxeo a Turquía, país de origen de Ahmet Oener, propietario de la empresa Arena-Box Promotion, con sede en Alemania, que firmó a Solís, Gamboa y Barthelemí. Si a los tres anteriormente mencionados les dio un millón de dólares a cada uno, ¿se imaginan cuánto le hubiese ofrecido a Rigondeaux?
Rigondeaux es una gallo fino y Cuba no se podía dar el lujo de ponerlo en la boca del lobo y perderlo. El estelar boxeador santiaguero estuvo en el equipo que realizaba un fogueo en Venezuela cuando Solís, Gamboa y Barthelemí escaparon.
Por supuesto que Rigondeaux, a su regreso a Cuba, al igual que el resto de los integrantes de la selección cubana, fue interrogado extensamente por las autoridades cubanas en relación con la fuga de sus compañeros.
En enero, poco después de la deserción de los tres campeones olímpicos, comenzó el Campeonato Nacional de Cuba (Torneo Playa Girón) y aún no se ha dado una explicación convincente de por qué Rigondeaux no participó en ese evento del que saldrían los que iban a competir en Venezuela en el Torneo Clasificatorio para los Juegos Panamericanos de Rio de Janeiro este año.
Por consiguiente no pudo asistir a esa primera clasificatoria en Venezuela, en donde unas semanas antes Solís, Gamboa y Barthelemí habían abandonado el equipo Cuba. En cambio, Rigondeaux, fue enviado al segundo Torneo Clasificatorio que se realizó en Argentina en marzo. Regresó a Venezuela en mayo para los Juegos del ALBA, pero ya había transcurrido tiempo suficiente para que las autoridades cubanas prepararan el terreno para impedir cualquier intento de deserción.
Otro indicio de que el el gobierno cubano está en alerta máxima fue el hecho de enviar de regreso a Cuba, por "problemas docentes", al peso súper completo Robert Alfonso, quien iba a competir en el Torneo Ahmet Comert en Turquía.
No es ningún secreto que los problemas docentes nunca han sido impedimentos para los atletas cubanos de "Alto Rendimiento". ¿Hubo alguna sospecha de deserción? Alfonso fue el que ocupó el puesto de Solís en el equipo Cuba. ¿Se acuerdan del turco Ahmet Oener, autor de las contrataciones de los tres campeones olímpicos cubanos?
El temor de que se produzcan más deserciones está latente. Por lo tanto, no nos sorprenderian algunas bajas importantes del equipo Cuba para el Campeonato Mundial que se efectuará en octubre de este año en Chicago, o que el gobierno cubano se niegue a enviar a sus boxeadores a competir en este evento y esperar clasificarlos para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 en otros torneos en Latinoamérica el próximo año, alegando que el gobierno de Estados Unidos no les da las garantías que ellos exigen para la protección a sus peleadores.
¿A qué se refieren cuando hablan de protección? A que el gobierno norteamericano no les conceda visas de entrada a este país a delegaciones que acompañan a los equipos cubanos a ciertos lugares, las cuales están formadas por agentes de seguridad del estado cubano que fungen como entrenadores, periodistas, médicos, etc., y que velan por que ninguno de sus atletas deserte.
Pero, si a pesar de toda la seguridad, alguno logra escapar, inmediatamente el gobierno lo tilda de "Traidor a la Patria" e insta al pueblo a retirarle su apoyo y odiarlo por haber vendido su alma al diabólico profesionalismo. ¿Por qué un pueblo tiene que odiar y llamar "Traidor a la Patria" a un boxeador que salta al profesionalismo para mejorar su vida y la de su familia?
¿Acaso los latinoamericanos odiamos, o le decimos "Traidores a la Patria" a Julio César Chávez, a Roberto Durán, a Tito Trinidad y otros grandes de la historia del boxeo porque pelearon como profesionales? ¿Acaso Óscar de la Hoya, luego de ganar su medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992, tuvo que desertar del equipo de Estados Unidos en algún país lejano para poder alcanzar sus sueños de ser campeón mundial en el boxeo rentado?
Por supuesto que no. De la Hoya, como todo ser humano libre, ejerció su legítimo derecho de pasar del amateurismo al profesionalismo y lo hizo con bombos y platillos, en la tierra que lo vió nacer y sin rendirle cuentas a nadie . Así cultivó una exitosa y millonaria carrera.
Tal como dijo Abraham Lincoln: "Puedes engañar a todo el mundo algún tiempo. Puedes engañar a algunos todo el tiempo. Pero no puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo".

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